Si la negociación colectiva fuera un partido de fútbol, el resultado sería de escándalo: 30 a 3. Pero como no lo es, habrá que hacer un análisis técnico del reparto de la renta nacional, que en última instancia es lo que se ventila en los casi 5.000 convenios colectivos que anualmente firman sindicatos y empresarios, y que afectan a más de 10 millones de trabajadores, la mitad de la fuerza laboral que existe hoy en el país.
Hablar de salarios en España se ha convertido en un asunto de alto riesgo. Si alguien compara lo que ganan las empresas con lo que se llevan a casa los empleados a cambio de su trabajo, lo más probable es que ciertos sectores no tarden ni un minuto en alzar la voz de una forma instintiva, acusando a los promotores de tan descabellada e insensata idea de abrazar tesis demagógicas y populistas, impropias en un mundo globalizado en el que sólo la solvencia de las empresas garantiza la bonanza económica.
Según ese esquema de pensamiento, en un mundo en el que la competencia es la clave de bóveda del sistema económico -ya que la concurrencia de opciones permite proveer bienes y servicios de forma más barata y eficiente- el hecho de que las empresas (o sus directivos) ganen bastante más dinero que los empleados es irrelevante, toda vez que eso garantiza el círculo vicioso de la producción y el consumo.
Comentario personal: Como se dice al final del artículo, sin palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario