Recopilación de curiosidades, historias y noticias que encuentro interesantes. Y eso que llevo chaleco, viteh...
Llevo chaleco, viteh.

domingo, 13 de julio de 2008

Hipoteca for Dummies

Cuando uno introduce en el buscador de Google la palabra crédito, aparecen como resultado cerca de 60 millones de páginas en castellano que mencionan la palabreja. Comparadas con las casi 70 millones de páginas que incluyen la palabra sexo, la cuestión no es baladí. De hecho, existen menos páginas que hablan de fútbol, para que te hagas una idea de cómo está el asunto.

El dinero no crece en los árboles, por lo que es necesario ganarlo. En ocasiones, uno necesita grandes sumas de dinero para un fin concreto. Cuando esa suma de dinero prestado va destinada a la adquisición de un hogar, se le llama hipoteca.

Básicamente, una hipoteca es un crédito a un plazo exageradamente largo de tiempo que conceden bancos y cajas para atarte en corto de por vida, que permite comprar paredes. Para hacerlo bonito y dar la impresión de que tú controlas tu vida, te dicen que te financian la adquisición, pero realmente ellos han puesto la pasta y tú serás un inquilino durante décadas.

Un banco o caja, como por todos es sabido, es una empresa. Una empresa que presta dinero a cambio de su devolución con intereses, y que ocasionalmente gestiona, como le viene en gana, el dinero que tú les dejas a ellos. Antiguamente se les llamaba usureros o carroñeros, término que vuelve a ponerse de moda, por cierto.

Los bancos o cajas no guardan tu dinero en una cámara acorazada, si no que se lo prestan a otra gente, previa reserva de lo que estipula la Ley. A ti, a cambio de darles tu pasta, te dan una libretita en la que dice cuánto dinero debería haber en tu cuenta. En contabilidad, al dinero que entra se le llama “haber” (ingresos), y al que sale se le llama “debe”(gastos). Si un día todos los clientes de un banco fueran a exigir su dinero en metálico, el caos se apoderaría de la muchedumbre, lincharían al director y ajusticiarían a los empleados, porque apenas podrían entregar el 20% de lo que se les pide. ¿Recordáis el corralito argentino?

Después de aclarar estos aspectos técnicos, ahondaremos en el asunto de las hipotecas.

El ciudadano medio español, que es ese que sale en las películas de Pajares y Esteso, pide en torno a 150.000 € para financiar su casa. Esto no lo digo yo, lo dice cualquier site especializado, y ya que tienes el Google a mano puedes verlo tú mismo. Euro arriba, euro abajo.

Hace años, cuando las casas aún eran un derecho y no un privilegio, el ser humano seguía pidiendo créditos para comprar paredes y techo. Por aquel entonces, los tipos de interés eran tan altos que daba vértigo pedir dinero, en torno al 8- 10%, pero como las cantidades estaban en torno a los 30.000- 40.000 € y los plazos eran de unos 10- 15 años, uno se arriesgaba. En España no se estilaba eso de los alquileres, por bajos que fueran, ya que uno podía comprar una casa y vivir para verla pagaba. Por desgracia, esos tiempos pasaron.

La jóvenes se hicieron adultos, y, como sus padres, ellos también quisieron tener un hogar propio. Pero no se conformaron con una, si no que empezaron a comprar casas hasta para ir a veranear como vulgares, que diría un amigo mio. Para que la gente tuviera una casa donde remojar sus carnes flojas y sus partes pudendas durante un mes al año, hizo falta que alguien las construyera. Las promotoras gobernaron el país, y la grúa sustituyó al pino carrasco en lo que antes era… bueno, en el norte sería un floreciente vergel y en el sur eran cuatro matorrales de esos que ruedan por el desierto. La cuestión es que la gente se lanzó a comprar casas, que era la costumbre, y las promotoras se hincharon a vender las que hacían. Esto se hizo gracias a que los tipos de interés estaban bajos y a que la economía española estaba en auge.

Es decir, por un lado tenemos una demanda insaciable, y por otro una oferta creciente. A esta situación se le llama burbuja inmobiliaria. Las burbujas de este tipo, tienen como peculiaridad que, al existir una gran demanda, superior a la oferta, los precios suben. Suben tanto los precios que llega un momento en que la realidad se ve distorsionada. Un piso no vale lo que su dueño dice que vale, si no lo que el mercado está dispuesto a pagar, y cuando oferta y demanda se equilibran, la realidad supera a la ficción y sale a la luz que los pisos cuestan en torno a un 20-25% más de lo que realmente valen.

El marisco está de bueno que te cagas. En Navidad, en las pescaderías la gente se abalanza sobre los cajones de hielo con el único objetivo de llenar sus manos con el preciado alimento. La consecuencia es que durante todo el año el marisco tiene un precio asequible, pero en Navidad hay quien ofrece sus órganos a cambio de un kilo de langostinos. Es la ley de la oferta y la demanda, y con las casas pasa igual. Para cuando pasan las fiestas, el precio del marisco recupera su equilibrio.

Pues aquí ya se está acabando la fiesta.

Muchos conocerán al Euribor. El Euribor es un tipo de interés que utilizan los bancos para prestarse dinero entre ellos. Muchos bancos y cajas han adoptado el Euribor como tipo de interés de referencia para prestar dinero en las hipotecas, y por lo general a este interés se le añade un pequeño porcentaje, que suele ser algo como Euribor + 0′33%. Esto quiere decir, simple y llanamente, que si el Euribor, que es el interés al que los bancos se prestan dinero, está al 4′5%, a ti te dejarán la pasta al 4′83%. ¿Por qué? Pues porque ya hemos dicho que los bancos y cajas son empresas, y si tienen que pedir dinero a otro banco para dejártelo a ti, se tienen que asegurar de que ganarán algo con ello.

El Euribor, como todos los tipos de interés, se ve afectado por la situación de la economía internacional. La inestabilidad afecta de manera negativa a la confianza de los bancos a la hora de prestar dinero, pues puede que no vuelvan a ver ese dinero jamás. A principios de los 90, la cosa estaba un poco difícil. Alemania estaba dividida, Europa en general estaba dividida. La UE estaba en pañales, y unos beligerantes EEUU, que se supone debían guiar hasta buen puerto al mundo, sembraban el pánico por doquier en su propio beneficio. La Guerra Fría era actualidad, y en el Golfo Pérsico la situación era muy grave.

Con semejante panorama , los intereses eran de vértigo.

Pero Alemania se reunificó y se convirtió en el motor de una UE que comenzó a dar verdaderos pasos de gigante. Se acabó la Guerra del Golfo y el mundo permaneció en paz durante un tiempo. La confianza fue en aumento y apareció la globalización, que favoreció la competencia y el acceso a miles de mercados. Eran buenos tiempos. Desde 1992, los tipos cayeron año tras año, hasta quedar por debajo del 5%, e incluso rozando el 3%.

Evolución tipos de interés

La economía española, que venía de una etapa difícil y crecía a un ritmo increíblemente bueno, se topó con unos tipos de interés en mínimos históricos, y el españolito medio se adaptó rápidamente a estos tipos bajísimos.

Esta época de tipos bajos, rondando el 2%, coincidieron con una pequeña crisis en Alemania. Para sacar a este país de su bache, los Bancos Centrales mantuvieron los tipos muy bajos, pues la UE dependía en gran parte de lo que pasara en la economía germana. En España nos tiramos de cabeza a la piscina sin saber ni siquiera si había agua. En apenas 5 años de tipos bajos, la cosa en la piel de toro se tomó por algo perdurable, cuando las situaciones económicas tienen de perdurable lo que yo de monje tibetano. Como era de esperar, Alemania se fue recuperando, y los tipos de interés comenzaron a subir, pues ya no era necesario mantenerlos tan bajos para favorecer la inversión en el país teutón, y además había que contener la inflación en la eurozona, que sube demasiado con unos tipos tan bajos.

Poco a poco, el compañero de Pajares en sus correrías escandinavas, que había pedido esos 150.000 €, se vio con el agua al cuello. Había hecho un gran esfuerzo para adquirir una vivienda, y con su sueldo de mileurista no tenía para mucho. De repente, se ve con una hipoteca a 40 años, atado de por vida, con unas mensualidades que se llevan más del 60%, incluso el 70%, de su salario.

En su día, al contratar una hipoteca, uno pensaba en reducir al máximo la cuota a pagar. Cuando Federico Cojones Bienamarrados fue al banco a pedir que le dejaran los cuartos, los comerciales le dijeron que los tipos de interés estaban por los suelos desde hacía años. No le informaron de que esta situción no se mantendría mucho tiempo, y contrató su hipoteca por 40 años a un interés variable de Euribor + 0′33%. Nadie le habló del interés fijo, y, si lo hicieron, le dijeron que eso sólo lo daban a 20 años y con un interés algo mayor. Federico debió contratar ese interés fijo, pues ahora, y durante muchos años, pagaría bastante menos, y habría aprovechado verdaderamente la situación de tipos bajos. Federico olvidó que un banco es una empresa, y que, como tal, le querían sangrar a base de bien.

Este año, la familia Cojones Bienamarrados no podrá disfrutar de vacaciones, y sus intentos por vender el hogar de sus desdichas resultan infructuosos. Si le hubieran dicho que por esa casa por la que pagó 250.000 € no le ofrecerían hoy más de 200.000 €, se lo hubiera pensado mejor. A Federico lo tienen bien cogido por sus apellidos, esperemos que salga de ésta.

¿Y qué pasa si no pagamos? Pues mira chico, te recuerdo que la casa no es tuya realmente. Si no pagas, tu banco contactará contigo para hacerte saber cómo está la cosa. Intentarán buscar una solución, como arrejuntar varios préstamos en uno o ampliar tu hipoteca 10 años más para reducir las cuotas, pues ellos son conscientes de que vender casas ya no es tan fácil, y no son una inmobiliaria. No sufras, pues nadie irá a tu casa a partirte las piernas ni a ponerte unos zapatitos de cemento. Sólo en última instancia, si nos negáramos a cumplir, ejecutarían al deudor. Primero te añadirían a la lista de morosos del mundo y nadie más te prestaría dinero, y después pondrían tu vivienda a subasta pública, para cobrar lo que se les debe.

Y bueno, como el post ha quedado eterno, no vamos a añadir nada más al respecto. Sólo queda recomendar a nuestros lectores que sean realistas. Desde aquí, no recomendamos que nadie destine a la compra de una casa más del 30% de su salario. Si ves que no llegas, puedes optar por alquilar algo. Si ni así llegas, siempre puedes probar la experiencia de vivir en Europa, donde los salarios son de verdad, las condiciones mucho mejores y los precios más realistas. Al menos, hasta que la situación mejore un poco. Aunque claro, puede que la cosa no mejore nunca…

Post original de BlogoEmpresa

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