La negligencia de Saint-Pierre: 30.000 muertos, 1.000 serpientes y sólo 2 supervivientes
Esta historia es un viaje a través del tiempo, a modo de flashback inverso, que cuenta una de las peores tragedias del siglo 20. Una tragedia fruto de la ambición y negligencia humana. Si no conoces la masacre de la ciudad de Saint-Pierre esta crónica te sorprenderá , in-crescendo, conforme se ‘des-acontezcan’ los hechos.
Los supervivientes:
12 de mayo de 1902
..Los equipos de rescate se sorprenden ante los aullidos procedentes de la cárcel de la ciudad, en primera instancia los ignoran pensando en alguno de los innumerables animales que huyeron despavoridos de la montaña. Un instante después los aullidos se transforman en arcadas y llanto. Por el ventanuco de la celda semi-enterrada consiguen rescatar desenvuelto de piel y envuelto en ceniza al jóven Louis-Auguste Cyparis un preso encarcelado el día anterior de la catástrofe por una trifulca sangrienta de cuchillos, alcohol y nocturnidad. Louis había logrado la supervivencia al orinarse en sus ropas mientras la nube piroclástica intentaba colarse por la rejilla del habitáculo mejor protegido de toda la ciudad.
Celda de Louis en 1902. Ver estado actual
Louis fue perdonado de todos sus crímenes y encontró la fama cuando se unió al circo Barnum & Bailey para contar su experiencia. Protagonista del espectáculo “El hombre que sobrevivió al Juicio Final”, fue la primera estrella ‘negra’ en el show de los segregados…
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9 de mayo de 1902
Léon Compere-Léandre, zapatero de la ciudad, relata su experiencia del día anterior y su milagrosa supervivencia, después de ser encontrado corriendo despavorido y como un loco por los parajes cercanos de la villa:
“Sentí el horrible golpe del viento, la tierra comenzó a temblar, y el cielo se oscureció de repente. Me metí en casa, con gran dificultad subí los tres o cuatro escalones que me separaban de mi habitación y sentí cómo mis brazos y piernas se abrasaban, así como mi cuerpo. Me tiré debajo de una mesa. En ese momento otras cuatro personas entraron a refugiarse en mi cuarto, gritando de dolor, aunque no parecían tener signos de quemaduras. Diez minutos después, murió la pequeña Delavaud, de unos 10 años. Los otros tres se quedaron en la habitación. Yo fui al cuarto del padre Delavaud, que estaba vestido y tumbado sobre la cama, muerto. Perdí el conocimiento para recuperarlo una hora después. Vi que el tejado estaba ardiendo. Con las fuerzas que me quedaban y a pesar de estar lleno de quemaduras, salí corriendo de allí hacia el pueblo….”
..los investigadores concluyeron que sus aleatorios movimientos a través de las distintas estancias de la casa y su posterior zambullida en el océano (aún sin llegar a ebullición) lograron salvarle la vida, para Léon la intervención divina fue su verdadero ángel de la guarda.
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El infierno:
8 de mayo de 1902. 14:30 horas
La ciudad de Saint-Pierre era un tenebroso osario, ruina de hombres y piedras una espesa nube gris impedía ver nada a más de un palmo de distancia; toneladas de cañamales y azúcar seguían prendiendo y alimentando infructuosamente con su luz la espesa oscuridad.. el silencio se oía desde el puerto…donde los esqueletos chamuscados de dos naves (americana y francesa) , la Roraima y el Tamaya marcaban la puerta del infierno..
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8 de mayo de 1902. 07:30 horas
Cómplice del santoral (Día de la Ascensión) una colosal y densa columna piroclástica se elevó a más de 10 km de altura sobre el Mont Pelée la penumbra proyectada anticipó las ’sombras’ que se acechaban. 30 minutos después de la explosión, al ceder el empuje vertical, la columna colapsó y descendió a mas de 150 Km/h por las laderas cubiertas de lava incandescente hasta alcanzar y asolar completamente todo St. Pierre y el mismo puerto.
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La nube consistía en una masa incierta de vapor y gases volcánicos con polvo y cenizas, a temperaturas superiores a los 1000 °C que en menos de un minuto había cubierto toda la ciudad, consumiendo al instante todo aquello combustible y atrapando ‘pompéyicamente’ a sus 30.000 habitantes en un sarcófago de lava y ceniza de 21 kilómetros cuadrados.
Las serpientes:
3 de mayo de 1902
El volcán no dejaba de mandar avisos, el mar retrocedió unos 100 metros para seguidamente volver a su posición inicial desenmascarando las presiones que los movimientos internos ejercían al lecho marino. La montaña no dejaba de producir fuertes detonaciones, fumarolas y emisiones de ceniza fina (piedra pómez). Los animales de granja comenzaron a morir de hambre y sed, ya que sus fuentes de agua y alimentos fueron contaminadas con ceniza.
Quizás el suceso más sorprendente de todos los desencadenados por las ’señales’ del Mont Peleé fue la invasión de serpientes. Escapando de los vapores malsanos y venenosos que generaba la montaña, una miríada de serpientes emigró de forma forzosa y acelerada hacia Saint-Pierre . Cientos de serpientes, de casi dos metros de largo invadieron la ciudad. Estas víboras amarillas (Bothrops lanceolatus), una de las serpientes más venenosas del mundo, pertenecen a una especie única que sólo se desarrolla en la isla de Martinica.
Fer-de-lance, Martinique Lancehead (Bothrops lanceolatus) Via
Todo aquel animal o persona que se cruzó en su camino murió. Los soldados y los gatos gigantes de Martinica las mataron mientras pudieron, pero fueron muchos los que murieron, estimándose en unas 50 personas las bajas causadas por este extraño incidente.
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La Negligencia:
El desastre de St Pierre pudo haberse minimizado, de hecho, el 20 de mayo el Monte Pelée volvería a estallar aun más violentamente pero sin víctimas por que ya no había ser viviente alguno en la zona. Un cúmulo de negligencias circunstanciadas a las elecciones a gobernador que debieron celebrarse el 11 de mayo evitaron que la ciudad fuera evacuada como aconsejaron la mayoría de los científicos ajenos al movimiento progresista del gobernadoer electo Luis Mouttet.
2 de mayo de 1902
El señor Luis Mouttet se dedicó a desdeñar y minusvalorar todos los partes y avisos de la inusual actividad volcánica, y por razones meramente políticas se resistió a la evacuación general. Cuando la opinión pública presionó para conocer el verdadero peligro de la situación Luis Mouttet organizó una ‘farsa’ de comisión científica ( el único pseudo-científico era el profesor de la escuela secundaria ) que dictaminó que no existía peligro de una erupción inminente y, por lo tanto, no había que evacuar St. Pierre. En realidad el gobernador quería asegurarse los votos de sus electores, compuestos por la clase más pudiente y la única con medios para abandonar la isla. El gobernador convenció a los editores del periódico local de la conveniencia de minimizar el peligro de una erupción del Mont Pelée, A pesar de estas medidas “disuasivas”, algunas personas dejaron la ciudad y entonces el gobernador decidió enviar tropas a patrullar los caminos para impedir la salida de los atemorizados habitantes y devolverlos a sus casas.
Luis Mouttet y su esposa murieron presos de su ambición y cubiertos de gloria y ceniza bajo el volcán Mont Peleé el 8 de Mayo de 1902 junto a casi 30.000 ciudadanos engañados.
Artículo de Kurioso
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