Parece que está últimamente de moda eso de anunciar "trillizos" completamente idénticos. Hace alrededor de medio año se anunciaban unos trillizos idénticos españoles con unas "supuestas" huellas dactilares idénticas. Y, ahora, se vuelven a anunciar otros de Nueva York pero, eso sí, aderezados como "una revolución científica". ¿Acaso los grandes medios no tienen una hemeroteca para comprobar noticias que se repiten y darse cuenta de que realmente no son tan excepcionales ni revolucionarias? ¿O hacen caso a la máxima: "No dejes que la realidad te estropee una buena historia"?
Los gemelos son idénticos, genéticamente hablando. Eso también incluye a los erróneamente llamados trillizos, que realmente son gemelos pero en lugar de ser dos, como suele ser lo normal, son tres. Los "trillizos" parten de un mismo óvulo fecundado (zigoto) que, por razones que aún no conocemos, se divide, formándose dos zigotos. Después, uno de ellos vuelve a dividirse y se obtienen tres zigotos que formarán tres embriones distintos pero iguales en cuanto a ADN.
Cuando nazcan y vayan creciendo irán forjando su propia personalidad pero seguirán siendo muy similares o prácticamente iguales en cuanto el aspecto. Sin embargo, son esas pequeñas diferencias que puedan existir entre ambos lo que nos indica que no todo está gobernado por el genoma. Características como los lunares, la altura, el peso, el timbre de la voz, son rasgos que pueden ser distintos entre ambos porque es el ambiente el que tiene una influencia más importante sobre éstos.
El ejemplo más claro aparece cuando observamos que, algo tan distintivo como las huellas dactilares, son ya diferentes en los gemelos desde el nacimiento. Nos damos cuenta entonces de que el ambiente ya juega un papel muy importante incluso desde nuestra estancia en el útero materno.
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